UN DÍA NACÍ EN UN MUNDO Y PUDE ELEGIR DESPERTAR EN OTRO

Un día nací en un mundo (y digo un y no el por un motivo que más adelante nombraré). Tuve la suerte de crecer en una buena familia, cariñosa y amorosa, también con sus más y menos como todas. Pero hubo algo que siempre ocurría en esta familia: éramos iguales para casi todo. Esto significaba que ninguna era más que la otra, que ninguna tenía ningún privilegio por dedicarse a una cosa u otra, por trabajar o no trabajar, o por tener una edad u otra.

Por otra parte, en el colegio, esta igualdad era sostenida por la mayoría de los profesores, salvo por los niños. Ya sabemos cómo son los niños, ¿no? Es decir, los niños se pelean, se insultan, se pegan, se maltratan entre ellos, se manipulan y permiten vejaciones. Esto la verdad es que me parece muy injusto expresado de esta forma, porque los niños no son así, los niños se comportan así, y como todo comportamiento, se puede MODIFICAR. Además, no todos los niños lo hacen, ¿no? (menos mal que no).

Luego llega la adolescencia y gracias a ese hogar de igualdad básicamente te la trae al pairo lo que haga el resto de tus compañeros, si quieren chupar candados que lo hagan. Entonces te pones a trabajar y descubres que el mundo adulto es MÁS DE LO MISMO (o peor), la misma mierda, las mismas tonterías del patio del colegio, las mismas extorsiones y los mismos recursos de personaje guay de la panda que tiene que mantener su popularidad le pese a quien le pese.

Pero bueno, el tiempo pasa y te anestesias, aprendes que la gente es así, que EL MUNDO ES ASÍ, por tanto, habrá que convivir como buenos hermanos. Y como buen hermano te comportas, si se siente bien estando por delante de mí, que lo haga… Si se siente bien siendo el centro de atención, que lo sea. Me da igual porque en mi caso  no necesito eso para sentirme bien. Pero, ¿y si un día te pones a incorporar la igualdad en tu vida? Pues la cosa cambia, y bastante. Porque lo que para ti es igualdad, para otro es competición y ataque. Porque donde un día “·daba igual” al siguiente deja de dar porque simplemente NO ES JUSTO. Porque lo que para ti era una amistad de dos en doble sentido, para el otro solo lo tiene en uno. Además, he estado ahí y sé lo que es ser un inconsciente. Y lo cierto es, que cada uno puede hacer lo que le de la real gana siempre y cuando no falte el respeto a nadie, no abuse de nadie, no use a nadie y no pisotee a nadie. El problema de esto es que la mayoría tenemos la audaz costumbre de faltarnos el respeto a nosotros mismos por nuestra propia inconsciencia.  Además usamos técnicas tales como “todo el mundo lo hace, es normal”. Señores y señoras, ASÍ VA EL MUNDO. A ver dónde quedan los valores, la gentileza de corazón y el respeto hacia el ser humano que no es otra cosa que la mejor versión que cada uno puede ser en este momento. Y lo que más gracia me hace, ¿dónde queda la voluntad del ser humano? SIN VOLUNTAD NO SOMOS NADIE. Y qué decir de la falta de afán y superación positivos. Así que nada, ahí tenemos a una parte de esta sociedad repitiendo el eterno patio de colegio, tolerando y permitiendo lo que en un futuro se nos volverá en contra o vendrá en forma de mierda triunfante para ser limpiada. Por eso me niego rotundamente a creer que  el ser humano no sea dueño de su propia voluntad, todos y cada uno somos responsables de ella, lo queramos ver o no. Bueno, y hago mención especial de las personas que te usan en tu cara y que creen que no te das cuenta. Pero no pasa nada, el mundo funciona así, ¿verdad?

Por suerte, ¡menos mal! He nacido en una época donde hay una corriente que dice que SOY CREADOR DE MI REALIDAD. Esto es para bien o para mal, creo lo malo que hay en mi vida y creo lo bueno. Así, gracias al mundo en que nací (la igualdad y la solitaria infancia) aprendí, que aunque nací en un mundo, podía despertar en otro. Otro mundo donde hay igualdad, donde habitan personas respetuosas que te ayudan, empujan y confían en ti. Personas que creen que se puede vivir sin conflictos externos, que la vida de cada uno, es asunto de cada uno. Personas que tienen miedo y son tan valientes como para reconocerlo en un momento dado. Personas que te ponen en el mismo lugar que a uno mismo y te ven capaz de lo que ellas han hecho y más, porque conocen el verdadero potencial del ser humano. Somos Seres que pueden elegir hacia donde caminan y cómo usan los recursos que disponen. Eso es lo que somos, y lo que no entre ahí, no entra en mi mundo de locura que me he construido. 😉

Y por último SIEMPRE PODEMOS ELEGIR y en lo que creo que no puedo elegir, estriba mi maestría interior.

Fani Flor de Lis.