Sintiendo la Vida- Aliento 4- Te Regalo un Aliento©

Aliento 4

Sintiendo la Vida

A pesar de la situación familiar y de la tristeza que mitigaba con la música, he podido tener momentos de reír a carcajada limpia, llegando a haber una época en la que se dio con mayor frecuencia en intensidad. Con el tiempo y a la vez de repente, la circunstancia cambió y el humor pasó a estar menos accesible para mí. En parte empecé a ver cosas en mi entorno social que si bien eran «lo normal», a mí no me gustaban y como consecuencia de ello, pasé a moverme y posicionarme desde otro lugar.

Crecí y empecé a tomar las decisiones correspondientes a mi futuro, según las épocas iban sucediendo. Me dispuse a formarme en guitarra clásica, tenía mi trabajo para sobrevivir durante el tramo de estudio y también pareja. Todo iba o funcionaba dentro de los parámetros establecidos, esos que se consideran «normales» o accesibles para casi cualquiera. Todos mis compromisos los llevaba a cabo cumpliendo con mi responsabilidad y aun así, yo no estaba bien. Tenía la constante sensación de que había una parte de mí que no estaba, sumado al sentimiento de que no podía decidir ni actuar a pesar de que en conjunto estaba actuando y decidiendo. No es que me faltara algo de la vida ni que me pareciera estar incompleta, al contrario. Es que mi completitud no encontraba dónde caer ni dónde expresarse. Al no estar teniendo cabida íntegramente en mi devenir diario, tampoco tenía voz ni voto durante el proceso.

En esa época, mi abuela ya había enfermado. Yo ya me había ido a vivir a Sevilla para estudiar y ya había empezado a controlar el proceso bulímico nervioso con el pensamiento, a pesar de todos los trastornos de nerviosismo y ansiedad que tenía y que sucedían, esporádicamente sin venir a cuento. Mi vida era una mierda y así lo sentía. Las cosas no estaban donde correspondían y así lo sentía. Lo que supuestamente a otros les daba la felicidad, a mí me estaba jodiendo viva. Encima, empecé a vivir cosas que se escapaban de los sucesos lógicos y racionales: fases de mí misma que no tenían explicación según lo que creía haber conocido hasta ese momento. Lo único que se me ocurrió hacer con aquellas experiencias fue pasarlas como pude, dejándolas a un lado pero aceptando todas las decisiones que había tomado para subsanar todo lo que estaba en el lugar que no correspondía, inclusive yo misma.

Receta 4

El entorno actual no ofrece una explicación coherente y total de lo que somos como seres humanos. Como tales tenemos distintas fases de existencia que pueden estar siendo presionadas o lo más frecuente, estar adormecidas. Por la falta de espacio que tienen en el discurrir vital, la insuficiencia de conceptos reales y lo principal, por un miedo tremendo a salir de esa normalidad y confort que la sociedad y la vida en el dolor ofrece, distinguirse a uno mismo se ha convertido en todo un reto personal. Sin embargo, sin estas partes propias no podemos diferenciarnos del resto. Estas piezas están relacionadas con la sensibilidad que nos es propia, con nuestra intuición y sobre todo, con nuestra forma de sentir la vida, la cual nos pertenece y nos es propia. Ese sentimiento que nace de las entrañas y que sube hacia el corazón, volviendo a nacer en él, tenga mayor o menor presencia en nuestra vida, siempre está. Está porque somos nosotros y aunque lo hayamos podido desactivar, apartar o adormecer por pura supervivencia, no dejamos de serlo, pudiendo llegar a pagar un coste muy alto por la supresión del mismo.

Práctica: siéntete a ti en tu vida en este momento, ¿cómo dirías que estás?