Saliendo del cuerpo- Diario de mi Evolución© 8

Las primeras experiencias que tuve en esa fase de salir del cuerpo, que suelo llamar, experiencias de interfase, las tuve en casa de mi padre. En ellas sientes como te sales del cuerpo y te suceden cosas, cosas que en mi caso no podía dominar. Las tuve tanto positivas como negativas. Una vez salía del cuerpo y me ponía a bajar las escaleras, hasta que me daba cuenta de que me había dejado el cuerpo sobre la cama y el miedo automáticamente me hizo volver al cuerpo. Otra vez, y esta es la que viví con más ternura y alegría, la presencia de mi abuela me acariciaba la mano tal y como solía hacerlo cuando vivía en su casa en Jaén.

Luego la cosa empeoró porque fue cuando empezó el acecho sexual: venían a abusar de mí sexualmente y a meterme miedo a través de esto. Cuando conseguía desprenderme del acontecimiento y volver al cuerpo, el cansancio era tremendo. Me costaba hacerme con el cuerpo, recordar las cosas espaciales que me permitían ubicarme, etc. Después con los años, he tenido más tipos de experiencias, en algunas me han agarrado con ferocidad y me han lanzado contra la pared. Otras… Me han ayudado a desplazarme a otras dimensiones donde toda mi vida y experiencia era acogida con normalidad y amor. Me he sentido tan amada en esos sitios que esas vivencias han sido el acicate para ayudarme a continuar con mi cotidianidad con naturalidad.
Por eso me tuve que recordar muchas veces, a diario, durante cierto tiempo, que estas experiencias son normales, en tanto y cuanto uno las puede normalizar y no huye de ellas. Hay experiencias de auténtico horror y otras, de auténticos homenajes. Pero siempre estamos nosotros ahí, somos en la realidad última, el generador de vida que le da sentido a todo ello. Qué pena, que una de las asignaturas troncales de la ESO no sea: salidas lúcidas, por ejemplo. En caso de ser así, a más de uno o una se le quitaba las ganas de manipular todo lo que ocurre y acontece a su alrededor para preservarse de sus propios miedos o de la desconfianza que tienen hacia sí mismos.
A día de hoy domino muy bien las salidas del cuerpo, tanto que no tengo ni que desprenderme de él para tener una. Además he experimentado tantas cosas, tan bonitas, con personas que me agradan, que son bondadosas y que, están dispuestas a escucharme. Eso es lo que me di cuenta que necesitaba, ser escuchada. En su momento dudé de si era por un afán de protagonismo u otra historia. Ahora sé que es por mi forma de estar en este cuerpo que tengo. La comunicación y la expresión son una faceta muy importante para el ser humano y como tal, ha de tratarse. Hasta el silencio comunica, porque cuando no hay silencio, ¿qué hay? Tal vez esas cosas que no son audibles, que llamamos experiencia, que llamamos luz, que llamamos sentido, que llamamos vista o perspectiva… El tacto no suena en sí, cuando alguien te pone la mano encima no suena, pero cuánto expresa o comunica. O bien, una mirada, cuánto comunica una mirada. Hasta he vivido miradas que se salen de su sitio que dejan testimonio de querer con todas sus fuerzas eso que tú eres en ese momento. En definitiva, creo que hay Amor, mal entendido o mal usado.