Joder qué miedo- Diario de mi Evolución© 16

Me acabo de dar cuenta de que de lo que realmente tengo miedo es de reconocer dónde estoy en este preciso instante. En primera instancia parecía ser una especie de miedo a lo desconocido pero realmente, lo que tengo es un miedo atroz a escuchar dónde estoy en este momento. Sí, ya sé que mi culo está en la silla y mi cuerpo en Salamanca ciudad, pero yo misma… Yo misma en el cuerpo, ¿dónde estoy? ¿Qué me dice realmente mi corazón?
Me dice que debo proponerme por todos los medios ser feliz, que el primer paso es ser sincera e identificar qué es lo que me hace a mí feliz. Tres cosas, tal vez cuatro, no más… Y que una vez que las identifique me ponga a ello con fruición, sin prisa pero sin pausa y sin hacer caso de abismos ajenos. Debo de continuar adelante como sea, porque el mundo externo va a volver a saltar por los aires como avance, como la vez anterior, cuando dejé la guitarra.

Tal vez este es un consejo un poco kamikaze, pero si tú como yo te has propuesto ser feliz, voy a compartir contigo un truco. Es un truco que identifiqué y la verdad, es que funciona bastante bien. Se trata de hacer aquello que más rabia le dé a tu enemigo principal. Sí, aquella persona que no quiere que vivas tu vida sin su permiso, consentimiento o su presencia. A los enemigos se les reconoce porque aparentan ser lo que no son constantemente pero se delatan por su conducta constantemente, a través de todas las contradicciones que te intentan ocultar. Lo hacen porque no soportan e incluso odian que tú seas feliz sin ellos. Lo cual también desvela que ellos no saben ni pueden vivir sin ti.
Puede que la palabra enemigo parezca demasiado exagerada, pero puedes cambiarla por otra. A mí me ha ayudado para poder reconocer quién realmente está ahí para ayudarme y quién para obstaculizarme, cosas tan sencillas e inocentes, como la felicidad personal. Principalmente porque como la libertad y el sometimiento sea la estructura que define la relación con el enemigo, la palabra es ideal.