Con la soga al cuello- Diario de mi Evolución© 13

Reconozco que acabé el conservatorio en una situación personal muy delicada, estaba bastante destrozada, por dentro y por fuera. Me niego a describirlo de otra manera. Cuando alguien menoscaba tu confianza y las personas que te importan y que están a tu alrededor no hacen nada por evitarlo, tu mirada interior se torna gris y oscura. Siendo esto no suficiente para el que te maltrata psíquicamente, también pretende hacerte sentir —y lo consigue— que le estás traicionando por tener otro tipo de aspiraciones reales. Aspiraciones que puedes convertir en oportunidades factibles porque trabajas para ello. Al final terminas hecha añicos.

También reconozco que abandoné el conservatorio amargada por tanta exigencia y por tan poca creatividad. Después del examen de tribunal hasta incluso me enteré que algunos profesores del jurado ni siquiera esperaban que estuviera lista para examinarme. Yo pensé: pero qué se creen que he estado haciendo todo este curso. El camino de la música en cuanto a disciplina de concierto es tremendamente duro.
Algún listo que recuerdo pensaba que lo personal y lo profesional no se pueden mezclar y que no dependen lo uno de lo otro. Menuda mentira arriesgada. En realidad ambos ámbitos son las dos caras de la misma moneda. La diferencia estriba en hasta donde quieres o pretendes darte el chapuzón, y por supuesto, cómo quieres mojarte. No ocurre solo en la música o el arte en general, esto está por todas partes.
¿Qué pasó al final? Pues que en aquel momento no conseguí disfrutar de la proeza personal que fue para mí sacarme victoriosa mi título de grado superior. No lo disfruté, en el fondo, los motivos que me empujaron a hacerlo, habían desaparecido en algún momento y no sabía por dónde. Y a día de hoy, creo que todavía me queda un tiempo, no mucho, pero todavía algo, en el que poder adueñarme de ese disfrute. No del título, sino de lo que contiene o significa en términos de actuación humana, le hecho de haber llegado hasta ahí. Ya mismo romperé el huevo y me podré hacer mi tortillo, lo intuyo.