TRASCENDIENDO LA EMOCIONALIDAD MATERNA

Cuando encarnamos en un cuerpo físico, nuestra referencia emocional es el cuerpo emocional de nuestra madre. Es decir, tomamos como referencia emocional, además de la nuestra propia (la que traemos para experimentar) la de la mujer que nos gestó. Esto se traduce de formas distintas según el trabajo interno que haya realizado conmigo mismo y el momento de vida en el que me encuentre. ¿Dónde puedo verlo? En cómo reacciono o como soy respecto a mi madre. ¿Me cuesta aguantarla? ¿Me saca de quicio? ¿La comprendo? ¿Veo las semejanzas entre ella y yo? ¿Me parece un ser de otro planeta? El cómo soy respecto a ella, me dice dónde estoy respecto a esa forma de vivir y de sentir que ESTÁ DENTRO DE MÍ. Puede que hayamos pelado capas y capas de nuestro subconsciente y que aun así, esta relación siga siendo para mí un obstáculo

En primer lugar he de decir que no creo para nada que el auténtico problema, en caso de que lo hubiera, fuera nuestra madre. La dificultad está dentro de nosotros: hay una parte calcadita a ella en nuestro cuerpo emocional y no nos damos cuenta. Ahora bien, ¿qué ocurre si un día me veo exactamente viviendo y sintiendo la vida tal y como ella? Aquí, dependiendo del momento en el que me encuentre tomaré dos caminos: o bien elijo trascender esto porque sé que puedo vivir la vida de una forma distinta o bien me resigno y acepto que “esto es lo que hay”. Ambas vías son factibles y válidas porque la elección que tome será efectuada desde mi momento presente.
Creo que para trascender esta parte emocional, hay que ser muy valiente, porque lo difícil no es superar esta barrera (obvio, si hemos llegado hasta aquí es porque ha terminado siendo de obstáculo), sino todo el trabajo previo que ha realizado la arribada a este punto emocional interno. Trabajo que nos ha hecho despojarnos el apego, la necesidad, la carencia, la escasez, el ahogo, la soledad, la falta de autoridad, el miedo, etc, etc, etc. Quiero dejar claro que no estoy diciendo que la forma de sentir de nuestras madres sea mejor o peor que la nuestra, sino que para nosotros ha dejado de servir. No sé qué viene a partir de aquí, pero me huele a darme el permiso para ser libre.
Por eso, si estás rozando este punto, lo intuyes o te lo ves venir, no lo pierdas de vista, porque una vez aquí, el cambio será inminente.

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